Cultivado con orgullo en las cálidas
tierras de la selva de Ucayali
Descubre todo lo que tenemos para ofrecer desde el corazón del bosque tropical: la tradición de nuestros cafés, el fino aroma, sabor de los chocolates y de todos nuestros productos del cacao que son los más exquisito de la selva del Perú.
Banaqui Curimaná
29409
70
Curimaná — Ucayali — Perú
4.797,50 Has
12 árboles / Ha
1444, 139 TM
58 contenedores
358 sacos por contenedor
Todo el año
Mayo, Junio y Julio con mayor frecuencia (campaña grande)
Noviembre, Diciembre y Enero con menor frecuencia
(campaña chica)
FairTrade — 1.444,139 TM
Orgánico — 809, 403 TM
Bio Suisse — 809, 403 TM
En las fincas de nuestros socios cultivamos diferentes variedades, de las cuales
elaboramos 3 diferentes perfiles y nos gustaría que pruebes, evalues y te
garantizamos que el cacao elaborado por nosotros va a satisfacer todas las
necesidades de tus clientes.
En las fincas de nuestros socios cultivamos diferentes variedades, de las cuales elaboramos 3 diferentes perfiles y nos gustaría que pruebes, evalues y te garantizamos que el cacao elaborado por nosotros va a satisfacer todas las >necesidades de tus clientes.
Recuerda que comprando cacao Curimaná te incorporas en el modelo cero deforestación.
(Blend)
Y nos gustaría demostrar qué métodos y herramientas utilizamos para lograrlo.
Ahora queremos que conozcas cómo trabajamos en
cada etapa de producción.
Ahora queremos que conozcas cómo trabajamos en cada etapa de producción.
El modelo de negocio libre de deforestación y bajo de emisiones GEI , junto al modelo de inversión, han sido diseñados e implementados en el marco del proyecto «Modelos de negocios para abordar los motores de la deforestación en Perú – Sustainable Amazon Businesses» (SAB), liderado por el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) como parte de la Alianza entre Bioversity Internacional y CIAT, en coordinación con el Ministerio del Ambiente (MINAM), el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI) del Perú y el Gobierno Regional de Ucayali (GOREU), y en alianza con la consultora internacional Climate Focus (CF). En el marco del proyecto se generó la estrategia «Hacia una cadena de cacao y chocolate libre de deforestación y baja en emisiones GEI: Estado actual, oportunidades con enfoque de cadena de valor y plan de acción», elaborado desde la perspectiva de la conservación de bosques y la recuperación de ecosistemas degradados y con soluciones aportadas por los actores de la cadena. Este proyecto hace parte de la Iniciativa Climática Internacional (IKI), apoyada por el Ministerio Federal para el Ambiente, la Conservación de la Naturaleza y la Seguridad Nuclear de Alemania (BMU)
Soy socio del Comité Central con Desarrollo al Futuro de Curimaná. Dios gracias a Dios por darme la vida, fuerza y salud. Tengo pequeñas parcelas de cacao y estoy cosechando con alegría lo que nos proporciona esta generosa tierra. Vine de San Martín, cuando era niño, allá ayudaba a mis padres a cultivar el maíz.
Nuestra infancia fue difícil, más aún cuando las cosechas de maíz no nos proporcionaban una economía sólida y estable, fue entonces cuando decidimos que era el momento de cambiar y usar nuestras tierras para cultivar cacao. Estamos felices de haber tomado este camino.
Tenemos un sistema de trabajo ancestral: la minga. Nos ayudamos entre hermanos para cultivar cacao. Nos reunimos temprano, con los primeros rayos del sol. Llevamos masato, chicha y shibé para reponer fuerzas. Cultivamos la chacra todo el día.
El cacao me ha permitido tener una vida tranquila, me ha enseñado a vivir en armonía con la naturaleza. Aprendí que la humildad y la tierra lo son todo y espero transmitirles este legado a mis hijos.
Shibé: Bebida típica de la selva hecha de yuca fermentada.
Soy originario de San Martín, calurosa tierra de la selva, conocida por su comida y su fiesta del San Juan. En mis inicios cultivaba coca, en terrenos de Saposoa, capital de la provincia de Huallaga. Por esos años existía una fuerte represión del gobierno hacia las personas que se dedicaban a estos cultivos, andábamos con cuidado pero aun así no sentíamos satisfacción con lo que hacía.
Me trasladé a Ucayali, mis raíces shipibas me permitieron adaptarme a este entorno con mucha facilidad. Aquí se cultivaban muchos productos, algunos perdieron fuerza económica y dedicarse a ello no ayudaba a tener una buena economía en el hogar. Decidí entonces que quería cultivar el cacao, producto bandera.
No teníamos mucha experiencia al principio, mis hijos me impulsaron a continuar con esto; nos informamos, algunos técnicos nos capacitaron, doy gracias a ellos. Hoy, mi familia tiene una pequeña parcela de cultivo que es nuestro mayor orgullo.
Provengo de la región San Martín, allí nací y viví mis primeros años. Llegué a Ucayali huyendo de una vida envuelta en productos ilícitos, violencia y narcoterrorismo de los años 90 ‘s. Quería usar mis fuerzas para el bien del campo, dejar todo lo malo atrás. Tenía 16 años en aquellos tiempos. Para darle un nuevo sentido a mi vida trabajé primero como vigilante hasta los 20 años. Pasado un buen tiempo me traslade a Curimaná a reencontrarme con mis padres y trabajar en la agricultura. Surgió por aquella época un programa para cultivar cacao, había capacitación técnica y me empecé a entusiasmar con esta nueva vida. Nos involucramos de lleno en la siembra del cacao hasta formar una asociación de cacaoteros de la cual formo parte. Tengo 5 hectáreas: 3 en producción y 2 en crecimiento, parcelas de las cuales mi familia y yo estamos orgullosos. El cacao es un producto que nos ha permitido vivir con tranquilidad y esperamos heredarles este modo de vida a nuestros hijos.
Seguimos adelante, inculcando en estas nuevas generaciones el amor por el campo y el cultivo del cacao más fino.
Llegué a Ucayali en el año 1997, un 9 de agosto. Soy originario de San Martín. Mis inicios como hombre de campo transcurrieron en la provincia del Huallaga, aquí vivía con mi esposa cultivando la tierra. Por amor a mis padres decidí mudarme a Ucayali, ellos tenían cinco años radicando aquí. Este lugar me atrajo de muchas formas: sus montañas, sus cultivos, su selva.
Esta zona era conocida por sus sembríos de plátano, me dediqué a eso, sin embargo, la economía cambió y el cultivo de plátano ya no era rentable. Pasé a dedicarme a sembrar algodón, luego maíz; del maíz pasé a la ganadería, sin tanto éxito. Estos fracasos me dieron la experiencia y conocimiento para superarme a mí mismo. Decidí intentarlo con el cacao y estoy muy contento por esto. Hoy tengo 5 hectáreas de cultivo que son mi alegría más grande.
Un pueblo con raíces étnicas ancestrales, cultura milenaria y recursos naturales abundantes cultivando los mejores frutos para ofrecerlos al mundo.
Curimaná, tierra de aguerridos productores agrícolas, debe su origen a tres recursos importantes, sus tesoros, que son parte de la herencia de sus antepasados y de la abundancia y generosidad de la selva: el cacao de fino aroma, los bosques tropicales y los pueblos aborígenes Shipibos.
El primer tesoro es su cacao
criollo, fruto alargado y de
colores vivaces y profundos.
El cacao ha estado presente en las culturas originarias de la selva desde los inicios de la humanidad y se le consideraba alimentos de las divinidades. Hoy se cultiva y se consume como parte de la dieta habitual de estos pueblos originarios.
Su interior blanco y semillas alargadas están cubiertas por una cáscara rígida pero suave en el interior. Su sabor es dulce y exquisito además de ser un alimento rico en nutrientes y grasa natural por lo que aporta un mejor sabor y aroma a la hora de transformarlo en chocolate.
El segundo tesoro de Curimaná son los bosques tropicales de cedro, caoba y tornillo. Hogar de sajinos, venados y pequeños monos saltarines que han desarrollado particulares colas prensiles para maniobrar ágilmente entre los árboles.
En estos espesos bosques las aves hacen sentir su presencia a través de sus armoniosos cantos. Cada centímetro de esta tierra está bendecida con una biodiversidad única e inconfundible. Aquí, entre el verde esmeralda de los árboles, destacan los guacamayos; aves sagradas y enigmáticas, de vivo plumaje multicolor, surcan con grácil vuelo los ríos y lagunas buscando un lugar idóneo para alimentarse. El follaje de este encantador bosque tropical también es el escondite perfecto para el chancho de collar blanco, el roedor más grande del mundo. Rechoncho y risueño en su aspecto, esta adorable especie tiende a vivir cerca de los ríos y cochas alimentándose
El tercer tesoro es su legado cultural de la etnia de los Shipibos. Comunidades ancestrales que habitan la selva amazónica desde tiempos antiguos. Estas tribus tienen pequeños asentamientos a orillas del río Aguaytía y sus afluentes donde practican la pesca del lobo de río, un manjar para sus paladares; además de cultivar en los alrededores alimentos como el cacao criollo, plátano, yuca y maíz.
El pueblo shipibo se caracteriza por su organización matriarcal, donde el arte es desarrollado exclusivamente por mujeres. Ellas elaboran cerámica fina trabajada con arcilla y cenizas del árbol apacharama la cual decoran usando sus propias uñas plasmando motivos cósmicos de amor humano, tortugas y las aves más hermosas de la selva. Al amanecer las mujeres cantan como señal de agradecimiento a su creador supremo por haber creado al hombre del mismo barro con el que ellas modelan la vida, le dan sentido, sirven a la sociedad y construyen su futuro.
Los shipibos se distinguen por su amplio conocimiento de las plantas medicinales. Sus textiles, llamados también telares, son un pilar central de su cultura y están reconocidos como “Patrimonio Cultural de la Nación” en Perú. Aquí destaca el kené, un tipo de manifestación artística realizada por mujeres de la comunidad. El arte kené expresa tanto la simetría como la asimetría del orden cósmico y representan la transición del mundo invisible al mundo visible. Los practicantes adquieren visones de kené a través del uso ritual de plantas poderosas como la ayahuasca y el rao. Las mujeres aprenden a visualizar diseños de kené en sus xinan (pensamientos), mientras que los hombres lo hacen a través de extensas sesiones de chamanismo. El diseño del kené no es sólo ornamental sino que representa un sistema complejo de comunicación con los espíritus de las plantas. Al respecto, cuando los visitantes llegan a la tierra de los shipibos, ellos ofrecen alojamiento en sus casas e invitan a participar de sesiones de chamanismo donde te contarán la leyenda de los frutos sagrados como parte del ritual
Finalizando nuestro viaje, te quiero preguntar
Si es así, ¿qué te parece esta propuesta?
Catar los perfiles de nuestro cacao que cultivamos en las selvas cálidas de Ucayali
Visitar las fincas de los socios y conocer misteriosa cultura shipiba
Estudiar el modelo cero deforestación, gracias al que protegemos bosques
Jr. Garibaldi Bardales Mz. 54 Lt. 6 - Curimaná - Padre Abad - Ucayali